[…]
…suena una voz difuminada, avisaba que pronto saldría el último tren, la gente corría alocada pues era la última oportunidad, la última esperanza por coger.
Me quedé observando los rostros de la multitud, la escena eran fotogramas planeando de un lado a otro, diferentes historias, diferentes motivos, diferentes personas con algo en común, todos escogían el mismo destino.
El tiempo se ralentizaba, escuchaba las palabras volar, los pasos sobre la calzada, el tiempo no paraba, mientras despidiéndome de ti, se cruzó ante mí, lentamente en un paisaje en blanco y negro la más bella flor de lis, te besé por última vez y dije:
¡Pequeño, buen viaje a París!
Fin…
By: Alexandre García
Puedo ser tu paracaídas, tu veneno, tu pequeño salto al vacío del miedo, la mejor parte de tu vida. Puedo ser tu infierno, tu pecado mortal, tu amor barato invernal, tu ángel del cielo. Puedo caminar por tus piernas, por los verdes prados de tu mirada, puedo hacerte llorar con cada poema, hacerte enfadar en cada palabra. Puedo, hacer parar el tiempo, olvidar lo que siento, recordar cada detalle, cada beso del sábado noche. Puedo, ser el camino a buen puerto, ser la perdición de lo bonito, la complejidad de lo sencillo de cada caricia en tu sueño. Pude, no tener nada…ni quererlo tener, y sencillamente llegarlo a perder, pude ser de un te quiero querer, y unos claros lejanos difíciles de ver que ya no quiero ser.
Esperé la soledad como espero besos cada semana, mi aura se derrite en cada segundo soñando contigo, mi aura se perdió en las entrañas del mar en calma, de la cama vacía, de mi pensar en vilo. Mis caminos son borrados ya de los parques cerrados por los jueces del juego que jamás gané, mis pequeños pasos quedaron atrás ya soy uno más con las pisadas que quise dar, y jamás daré.
Mi alma desnuda vaga vacía por las calles frías de este triste mediodía, mi mente sabe y reacciona, que darte las gracias es poco y que si los cielos se aclaran a mi favor, aquí tendrás un romeo, un estúpido que mientras tu tonteas, con mujeres de calor ya tonteo yo. Camino solo, y mis pies me acompañaron a la primera estación, mi equipaje de viaje era mi corazón, y por el diminuto altavoz…
[…]
